El País Vasco es quizás una de las regiones de España menos conocidas en lo que respecta a sus espacios naturales. Sin embargo, cuenta con nueve sitios protegidos que cautivan a todos los visitantes que hacen pie en sus tierras.
Creado en el año 2006, el Parque Natural de Armañón es la última de las reservas de este tipo que han sido declaradas en Euskadi. Se trata de un ambiente de casi 3 mil hectáreas de extensión inmersas en una cadena montañosa. El pico más alto es el Armañón, que con sus 854 metros de altura da su nombre al parque.
Un ambiente virgen
Puesto que este espacio se ubica en la frontera con la región de Cantabria y en una zona de difícil acceso, su principal atractivo es la tranquilidad. A diferencia de otros parques naturales, el de Armañón es mucho menos concurrido por turistas. Los visitantes provienen fundamentalmente de Euskadi, convocados por la gran variedad de flora y fauna que caracteriza el lugar.
Una cualidad única de la zona es la presencia de decenas de cuevas en la estructura de la roca. La más importante de ellas es la cueva de Pozalagua, una formación completamente natural cuyo interior está cubierto de estalactitas creadas por el depósito de minerales durante miles de años.
Desde el año 2016, esta reserva natural ha pasado a formar parte de la red de espacios protegidos patrocinados por la Unión Europea, la Red Natura 2000. Este estatus especial garantiza la preservación de las plantas y animales del parque para las generaciones futuras, un hecho clave para la sostenibilidad ambiental del País Vasco de cara a las próximas décadas.